miércoles, 17 de enero de 2018

LA REVOLUCIÓN DE 1868: PRONUNCIAMIENTO DEL ALMIRANTE TOPETE EN CÁDIZ


Hay que buscar las causas de la Revolución de septiembre de 1868 en la crisis política y económica de las años finales del reinado de Isabel II. El pronunciamiento progresista de los sargentos del cuartel de San Gil en junio de 1866 supuso la caída de O´Donnell y la vuelta al gobierno del moderado Narváez, que disolvió las cortes e impuso una política represiva y autoritaria.Mientras tanto, los líderes progresistas, demócratas y republicanos firmaban el Pacto de Ostende en agosto de ese año con el propósito de derrocar a Isabel II. En 1867 se celebraban nuevas elecciones a Cortes pero la manipulación del gobierno moderado redujo la oposición a sólo cuatro diputados de la Unión Liberal. Leopoldo O´Donnell  dejó de colaborar con la reina y de los moderados pero tampoco aceptó un acercamiento a Prim, al que no perdonaba que hubiera instigado el pronunciamiento militar. Sin embargo, tras la muerte de O´Donnell en noviembre de 1867, el nuevo líder Unionista, el general Serrano, inició una política de acercamiento al Pacto de Ostende. Tras la muerte de Narváez en abril de 1868 y la llegada al gobierno del civil González Bravo, la oposición vio el campo abierto para iniciar el pronunciamiento. 

JUAN BAUTISTA TOPETE Y CARBALLO
Por Rafael Monleón (1887), Museo Naval de Madrid
Desde Londes, Prim llegó  España por Gibraltar y desde allí se dirigió a el 16 de septiembre a Cádiz, donde le esperaba almirante unionista Juan Bautista Topete. El día 18 Topete inició el pronunciamiento sublevando a la flota. El día 19 llegó desde Canarias, donde estaba desterrado, el general Serrano. Fue entonces cuando los sublevados hicieron público un manifiesto que finalizaba con el grito "¡Viva España con honra!", grito que se convirtió en el lema de la revolución. 

" Españoles: La ciudad de Cádiz puesta en armas con toda su provincia (...) niega su obediencia al gobierno que reside en Madrid, segura de que es leal intérprete de los ciudadanos (...) y resuelta a no deponer las armas hasta que la Nación recobre su soberanía, manifieste su voluntad y se cumpla. (...) Hollada la ley fundamental (...), corrompido el sufragio por la amenaza y el soborno, (...) muerto el Municipio; pasto la Administración y la Hacienda de la inmoralidad; tiranizada la enseñanza; muda la prensa (...). Tal es la España de hoy. Españoles, ¿quién la aborrece tanto que no se atreva a exclamar: "Así ha de ser siempre"? (...) Queremos que una legalidad común por todos creada tenga implícito y constante el respeto de todos. (...) Queremos que un Gobierno provisional que represente todas las fuerzas vivas del país asegure el orden, en tanto que el sufragio universal echa los cimientos de nuestra regeneración social y política. Contamos para realizar nuestro inquebrantable propósito con el concurso de todos los liberales, unánimes y compactos ante el común peligro; con el apoyo de las clases acomodadas, que no querrán que el fruto de sus sudores siga enriqueciendo la interminable serie de agiotistas y favoritos; con los amantes del orden, si quieren ver lo establecido sobre las firmísimas bases de la moralidad y del derecho; con los ardientes partidarios de las libertades individuales, cuyas aspiraciones pondremos bajo el amparo de la ley; con el apoyo de los ministros del altar, interesados antes que nadie en cegar en su origen las fuentes del vicio y del ejemplo; con el pueblo todo y con la aprobación, en fin, de la Europa entera, pues no es posible que en el consejo de las naciones se haya decretado ni decrete que España ha de vivir envilecida. (...) Españoles: acudid todos a las armas, único medio de economizar la efusión de sangre (...), no con el impulso del encono, siempre funesto, no con la furia de la ira, sino con la solemne y poderosa serenidad con que la justicia empuña su espada. ! Viva España con honra!

Cádiz, 19 de septiembre de 1868.
Duque de la Torre, Juan Prim, Domingo Dulce, Francisco Serrano, Ramón Nouvillas, Rafael Primo de Rivera, Antonio Caballero de Rodas, Juan Topete".



El mismo 19 de septiembre González Bravo dimitió como presidente del gobierno e Isabel II, desde San Sebastián procedió a nombrar al general José González de la Concha que mantuvo a los miembros del gobierno, anterior incluido a Gonzalez Bravo que se hizo cargo de la cartera de Gobernación. El general González de la Concha intentó organizar la defensa de Madrid y envío a Manuel Pavía y Lacy, marqués de Novaliches, a Andalucía a hacer frente a la insurrección. 

El pronunciamiento militar fue secundado por la población civil. Los militantes y simpatizantes progresistas, demócratas y republicanos formaron juntas revolucionarias y batallones armados, los Voluntarios de la Libertad, que tomaron el poder en los ayuntamientos de las principales ciudades. El primero fue Sevilla, el 20 de septiembre, cuya Junta publicó in manifiesto en el que se pedía sufragio universal, libertad de prensa, libertad religiosas y la abolición de las quintas y los consumos, programa que fue adoptado por otras juntas en otras ciudades que en los días siguientes se fueron sumando a la revolución.

Mientras tanto, Prim recorría la costa mediterránea desde Cádiz a Barcelona a bordeo de la fragata Zaragoza provocando el pronunciamieto de las ciudades y guarniciones militares.