domingo, 3 de diciembre de 2017

PRIMERA REPÚBLICA: PRESIDENCIA DE EMILIO CALESTAR (7-IX-1873 a 3-I-1874)

Castelar,
presidente del Poder ejecutivo de la Primera República
Tras la renuncia de Salmerón, el 7 de septiembre de 1873 las Cortes eligieron como cuarto presidente de la República a Emilio Castelar (133 votos a favor frete a los 67 obteidos por Pi i Margall). Castelar pidió poderes extraordinarios para acabar con la guerra carlista y con la insurrección cantonal para lo que entre el 20 de septiembre y el 2 de enero de 1874 las reuniones de las Cortes quedaban suspendidas y Castelar podría gobernar por decreto sin oposición, quedando en suspenso entre otros asuntos la aprobación de la Constitución federal. 

Una de las primeras medidas que tomó el nuevo presidente para reforzar el Ejército fue el lanzamiento de un empréstito de 100 millones de pesetas, la reorganización del cuerpo de artillería, disuelto a finales del reinado de Amadeo I, además de llamar a filas a los reservistas  y convocar una nueva leva de reclutamiento logrando reunir 200.000 efectivos.
A finales de noviembre Castelar ordeno el bombardeo de Cartagena, la ciudad quedó prácticamente destruida pero resistió el asedio por lo que el presidente no pudo lograr su objetivo de que los cantonalistas fueran vencidos antes de que se reanudarse las sesiones de las Cortes. 

Caricatura aparecida en "La madeja política" el 24 de enero de 1874

El 2 de enero de 1874 volvieron a reunirse las Cortes, se debatió sobre la actuación de Castelar, que no podía presentar una victoria total sobre los carlistas y cantonalistas; pasada la medianoche se produjo la votación de la cuestión de confianza y Castelar salió derrotado por 100 votos a favor y 120 en contra y presentó la dimisión. En ese momento, era ya el día 3 de enero, el general Pavía entró el Congreso de los Diputados acompañado de tropas a las que se unieron los guardias civiles que custodiaban el Congreso. Nicolás Salmerón, presidente del Congreso, fue obligado a desalojarlo mientras los soldados y los guardias civiles disparaban al aire. Pavía pidió a Castelar que encabezara un nuevo gobierno de concentración formado por republicanos unitarios, constitucionales, radicales y alfonsinos pero Castelar rehusó ya que no estaba dispuesto a abandonar sus convicciones democráticas.  
Disolución del Congreso de los Diputados el 3 de enero de 1874
grabado de Manuel Miranda y Miranda 

DICTADURA REPUBLICANA DEL GENERAL SERRANO (1874)

El general Serrano
(fotografiado por Gasaprd-Félix Tournachon "Nadar" en 1857)
Tras la disolución de las Cortes españolas el 3 de enero de 1874 por el general Pavía, Castelar se negó a formar gobierno tal como le pedía el general ya que no estaba dispuesto a renunciar a sus convicciones democráticas. Fue por tanto el general Serrano, duque de la Torre, quien encabezó el nuevo gobierno de concentración formado por constitucionales, radicales y republicanos unitarios. El objetivo de esta gobierno era poner fin a los dos grandes problemas de la República: la revolución cantonalista y la tercera guerra carlista. Sólo tras la solución de estos dos grandes problemas se reabrirían las Cortes y se pondría en vigor la Constitución de 1869, por lo que en la práctica se imponía una dictadura provisional. 

El 12 de enero las tropas gubernamentales del general José López Domínguez entraban en Cartagena y ponían fin a la revolución cantonalista. Inmediatamente la sección española de la AIT quedó disuelta por considerarla enemiga de la familia, el orden social y la propiedad privada. 

El 26 de febrero Serrano asumía formalmente la Presidencia de la República y partía hacia el norte para ponerse al frente del ejército que combatía a los carlistas. Tras lograr que los carlistas levantaran el cerco de Bilbao, se sintió con fuerzas suficientes para prescindir de los radicales y republicanos y formar un nuevo gobierno presidido por Sagasta y formado exclusivamente por constitucionales. La intención era abandonar la República y restaturar la monarquía en la persona del príncipe don Alfonso de Borbón pero antes debá lograrse la victoria sobre los carlistas, convocarse las Cortes por sufragio universal y que éstas aceptaran la vuelta de los Borbones. Cánovas del Castillo, jefe del partido alfonsino, no estaba dispuesto a aceptar estas condiciones ya que suponía reconocer la legalidad del gobierno dictatorial y jefatura del estado por parte de Serrano, que temía se prorrogara indefinidamente. Cánovas prefería que la restauración borbónica se produjera como fruto de un estado de opinión generalizado entre los españoles, como la única solución posible a la ilegalidad de la dictadura republicana y sin necesidad de recurrir a un pronunciamiento militar; sin embargo, el 29 de diciembre de 1874 el general Arsenio Martínez Campos  se adelantaba a los planes de Cánovas y se pronunciaba en Sagunto a favor de Alfonso XII, a lo que Serrano y Sagasta, conscientes de que no podían mantener su situación, no pusieron resistencia.