domingo, 20 de noviembre de 2011

EL GOBIERNO PROGRESISTA DE MENDIZÁBAL (sept 1835-mayo 1836)


Tras la dimisión del conde de Toreno en septiembre de 1835, María Cristina mandó formar gobierno a Juan Álvarez de Mendizábal, un gaditano de origen judío que había tomado parte en el pronunciamiento de Riego y que tuvo que exiliarse en Inglaterra en 1823, allí logró hacer una gran fortuna y convertirse en un financiero de prestigio que contaba con el apoyo de sectores influyentes de las Bolsas europeas. Mendizábal había sido ya ministro de Hacienda con el conde de Toreno y representaba al sector más radical de los liberales, en torno suyo se fue formando el germen de los que llegaría a ser el partido progresista.

Frente a Mendizábal se fue formando un grupo opositor en torno a Istúriz y Alcalá Galiano que sería el inicio del llamado partido moderado

Mendizábal prometió a María Cristina defender el Estatuto Real de 1834 y no menoscabar las prerrogativas regias, pero al mismo tiempo exigió asumir personalmente grandes poderes. El 31 de diciembre de 1835 Mendizábal consiguió que todos los procuradores menos uno otorgaran su voto positivo al Proyecto de Ley de voto de confianza al Gobierno de 16 de enero de 1836 para que se autorizarse a éste a "proporcionarse cuantos recursos y medios sean necesarios a la más completa asistencia a la fuerza armada" y se hizo cargo de las carteras de Estado, Guerra, Marina y Hacienda. Pocos días después Mendizábal obtuvo por  Real Decreto de la reina regente la disolución de las Cortes y hasta agosto de ese año sacó adelante una serie de Reales Decretos con el que pretendió establecer un ambicioso programa de reformas radicales:

1.     La recuperación del crédito público para acabar con la deuda pública mediante la desamortización de los bienes del clero regular.
2.     Aumentar el esfuerzo financiero y humano para ganar definitivamente la guerra contra el carlismo para lo que  decretó una leva de 100.000 hombres para aumentar los efectivos del Ejército y de la Guardia Nacional, una requisa de caballos en toda la nación y un anticipo forzoso de 200 millones de reales. En realidad la recluta no llegó a superar los 46.000 hombres al admitirse la redención en metálico del servicio militar.
3.     Reestablecer la libertad de imprenta y los derechos fundamentales del individuo.
4.     La reforma de la Ley Electoral de 1834 para ampliar el censo de votantes a 65.000 electores y establecer la elección directa de los procuradores a Cortes.