Fermín Salvoeche en las barricadas de Cádiz en diciembre de 1868 |
Más difícil fue hacer cumplir la orden de desarme de las milicias de los Voluntarios de la Libertad. Se encontraban molestas con que no se hubiera contado con los demócratas para formar parte del Gobierno y desconfiaban de los unionistas y lo progresistas por lo que pretendían hacer cumplir el programa revolucionario de las Juntas (supresión de consumos y quintas, entre otros) por la fuerza.
El gobierno acompañó el decreto de desarme de los Voluntarios con otros en los que se daba cumplimiento al programa de las Juntas: eliminación de los consumos (12 de octubre), libertad de enseñanza (21 de octubre), libertad de imprenta (23 de octubre), derecho de reunión y sufragio universal (1 de noviembre), derecho de asociación (21 de noviembre), sin embargo, no se cumplió la demanda de supresión de las quintas debido al estallido de la guerra de los Diez Años en Cuba (10 de octubre).
El incumplimiento de este punto fundamental del programa revolucionario de las Juntas fue la escusa para que las brigadas de Voluntarios se negaran a entregar las armas. En muchos casos fue necesaria la intervención del Ejército y se produjeron luchas callejeras, sobre todo en Andalucía. Así, en Jerez se produjeron luchas callejeras entre las fuerzas del gobierno y los Voluntarios que pedía la disolución de las quintas. En Cádiz, en diciembre, el gobernador militar se declaró el estado de guerra para hacer frente a los Voluntarios de la Libertad mandados por Fermín Salvoechea; la lucha duró tres días, con uso de artillería por ambas partes que hizo necesario el envío de refuerzos por parte del gobierno y que la Armada bombardeara la ciudad para poder rendir a los Voluntarios. Movimientos similares se produjeron en Sevilla, Bñejar, Badajoz, Tarragona y otras ciudades. En Barcelona los Voluntarios no entregaron las armas hasta finales de año.