miércoles, 1 de febrero de 2012

MANIFIESTO DE ALFONSO XIII el 14 de ABRIL DE 1931



Las elecciones celebradas el domingo, me revelan claramente que no tengo el amor de mi pueblo. Mi  conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procuré siempre servir a España, puesto el único afán en el interés público hasta en las más críticas coyunturas.

Un Rey puede equivocarse y sin duda erré yo alguna vez, pero sé que nuestra patria se mostró siempre generosa ante las culpas sin malicia. 

Soy el Rey de todos los españoles y también un español. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas en eficaz forjeceo contra las que las combaten; pero resueltamente quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro, en fraticida guerra civil. No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósitos acumulados por la Historia de cuya custodia me han de pedir un día cuenta rigurosa. 

Espero conocer la auténtica expresión de la conciencia colectiva. Mientras habla la nación suspendo deliberadamente el ejercicio del Poder Real reconociéndola como única señora de sus destinos.

También quiero cumplir ahora el deber que me dicta el amor de la Patria. Pido a dios que también como yo lo sientan y lo cumplan todos los españoles.

Alfonso XIII recibido a su llegada a París el 16 de abril de 1931

Alfonso, Rey, 14 de abril de 1931.
La Vanguardia, Barcelona, 17-IV-1931