ÍNDICES

jueves, 4 de octubre de 2012

1810 septiembre 24, APERTURA DE LAS CORTES


Juramento de los diputados en al apertura de las Cortes de Cádiz
Casado de Alisal (1863)
Congreso de los Diputados, Madrid

Cádiz, 24 de septiembre.
Hoy por la mañana en la Real Isla de León se ha dado principio a la celebración de las cortes extraordinarias de todos los reynos y dominios de España. La salva general de los buques de guerra de la bahía y de los baluartes de la plaza ha solemnizado este plausible acontecimiento, que promete las más felices consecuencias para la victoria de la causa de la nación y sólido establecimiento de su independencia y solemnidad.
Gaceta de Madrid, 25 de septiembre de 1812.

Hasta allí, la extensa línea que corría desde Cádiz a Santi Petri, no sólo presentaba un inmenso y formidable campamento en que se observaba la mayor vigilancia, sino que jamás se interrumpía de una y otra parte el fuego de las baterías, puestos avanzados, divisiones volantes, de la fuerza sutil y las escuadras combinadas. Pero este día, desde muy temprano, se observó un silencio general y profundo en ambas líneas, como si estuviese convenida una suspensión de armas, lo que no era así en realidad. [. . .] A las nueve y media de la mañana la regencia, en toda ceremonia, formando cuerpo con los diputados, se dirigió a pie a la iglesia parroquial entre las aclamaciones de ¡Viva la nación! ¡Vivan las cortes! Después de celebrado el oficio divino y prestar juramento los diputados, con el mismo orden se trasladaron al salón. [. . .] Colocada en el trono la regencia, el Obispo de Orense que la presidía pronunció un discurso. [. . .] Concluido este acto, se retiraron los regentes y con ellos los ministros que habían asistido a la ceremonia. [. . .] De este modo quedaron éstas solas, abandonadas a sí mismas, sin dirección, reglamento ni guía alguna, a la vista de un inmenso concurso de espectadores de todas clases que ocupaban los palcos, galerías y demás avenidas del teatro. Un simple recado de escribir con pocos cuadernillos de papel sobre una mesa, a cuya cabecera estaba una silla de brazos y a los lados algunos taburetes, eran todos los preparativos y aparato que se habían dispuesto para que volviesen a abrir sus sesiones [. . .] las cortes generales de una nación célebre por su antigua libertad y privilegios.

Agustín de Argüelles, La reforma constitucional de Cádiz.

CONCEPTO DE SOBERANÍA



EJERCICIO PARA LA PRÓXIMA CLASE (Jueves 13 de octubre):




Compara los encabezamientos de estos dos textos constitucionales y reflexiona sobre el concepto de SOBERANÍA en uno y otro
ESTATUTO DE BAYONA de 1808
En el nombre de Dios Todopoderoso: Don José Napoleón, por la gracia de Dios, Rey de las Españas y de las Indias:
Habiendo oído a la Junta Nacional, congregada en Bayona de orden de nuestro muy caro y muy amado hermano Napoleón, Emperador de los franceses y Rey de Italia, protector de la Confederación del Rhin, etc.
Hemos decretado y decretamos la presente Constitución, para que se guarde como ley fundamental de nuestros Estados y como base del pacto que une a nuestros pueblos con Nos, y a Nos con nuestros pueblos.

CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LA MONARQUÍA ESPAÑOLA. PROMULGADA EN
CÁDIZ A 19 DE MARZO DE 1812
Don Fernando VII, por la gracia de Dios y la Constitución de la Monarquía española, Rey de las Españas, y en su ausencia y cautividad la Regencia del Reino, nombrada por las Cortes generales y extraordinarias, a todos los que las presentes vieren y entendieren, sabed: Que las mismas Cortes han decretado y sancionado la siguiente:
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LA MONARQUÍA ESPAÑOLA
En el nombre de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, autor y supremo legislador de la sociedad. Las Cortes generales y extraordinarias de la Nación española, bien convencidas, después del más detenido examen y madura deliberación, de que las antiguas leyes fundamentales de esta Monarquía, acompañadas de las oportunas providencias y precauciones, que aseguren de un modo estable y permanente su entero cumplimiento, podrán llenar debidamente el grande objeto de promover la gloria, la prosperidad y el bien de toda la Nación, decretan la siguiente Constitución política para el buen gobierno y recta administración del Estado.

1808 noviembre 28-30. BATALLA DE SOMOSIERRA





JANUARY SUCHODOLSKI
Batalla de Somosierra
(1860)
Museo Narodowe, Varsovia



Días después de derrotar a Castaños en Tudela (23 de noviembre de 1808) Napoleón inicia la marcha hacia Madrid encontrando resistencia de 20.000 españoles mandados por el general don Benito San Juan en el puerto de Somosierra. San Juan ha emplazado cuatro baterías, tres de cuatro cañones y una última de dieciocho, para batir las curvas del camino de ascenso al puerto y a dispuesto a sus hombres atrincherados aunque están mal armados. El general Savary inicia la primera acometida francesa el 28 de noviembre con 4.000 infantes y 1.000 jinetes pero es rechazado. Napoleón decide atacar las batería españolas y el 30 de noviembre por la mañana, amparada en la niebla, inicia el segundo asalto el 1º Regimiento de lanceros polacos de la Guardia Imperial; al alcanzar la primera, los polacos han perdido a su comandante y un tercio de los jinetes, pero el comandante Niegolewsky prosigue el ascenso hasta la segunda batería y las siguientes hasta alcanzar la cima logrando desalojar a los españoles, que se retiran en desorden e indisciplinadamente hasta Segovia; allí Benito San Juan será injustamente condenado a muerte el 7 de diciembre. Los polacos han perdido en esta acción dos tercios de sus efectivos, 60 muertos y 100 heridos. Napoleón tiene abierto el camino hacia Madrid.

1808, 15-22 de julio, BATALLA DE BAILÉN
































Tras los sucesos del 2 de mayo en Madrid y las noticias de las abdicaciones de Bayona, se desencadenan una serie de hechos en Andalucía.

El general francés Dupont, acantonado en Toledo, sale el día 24 de mayo hacia Andalucía para asegurar la flota francesa fondeada en Cádiz desde la derrota de Trafalgar. El ejército de Dupont atravesó La Mancha sin oposición de ningún tipo.

En Sevilla, el 26 de mayo se produce el levantamineto de los militares y de la población contra el ayuntamiento presidido por el conde del Águila. Inmediatamente se forma una Junta que se decdlara fiel a Fwernandio VII presidida por don Francisco Saavedra, antiguo Secretario de Hacienda y de Estado, que como primera medidas dispone la movilización y alistamiento general de la población. En los d´ñias siguinetes las juntas de Córdoba y otras localidades andaluzas se ponen bajo la autoridad de la de Sevilla.

En el Campo de Gibraltar, el comandante general del Campo, general Franciscco Javier Castaños, se pone a disposición de la Junta de Sevilla y entabla inmediatamente conversaciones con las autoridades británicas de Gibraltar para sellar lo antes posible un pacto de colaboración militar.

Entre los días 29 y 30 de mayo se subleva Cádiz y la Junta allí formada tomada como primera disposición rendir y apresar la flota francesa fondeada alli desde la batalla de Trafalgar.

Por los mismos días se forman juntas fieles a Fernando VII en Granada, Málaga y la generalidad de las poblaciones de Andalucía.

Mientras tanto, el general francés Dupont continúa su avance hacia Andalucía y a principios de junio de 1808 cruza Despeñaperros. El 6 de junio, la Junta de Sevilla declara formalmente la guerra a Francia. Al día siguinete las tropas que la Junta había desplegado en el puente de Alcolea son arroyadas por los franceses, que avanzan hacia Córdoba, que en los días siguinetes es conquistada y saqueda.

La Junta de Sevilla combra capitán general del ejército al general Castaños, cuya misión es enfrentarse a Duopont y evitar que se asiente en Andalucía. Mientras tanto, entre el 9 y el 14 de julio, las autoridades gaditanas logran apresar definitivamente la flota francesa. Por su parte, la Junta de Sevilla envía embajadores a Inglaterra para afianzar la nueva alianza militar contra Francia.

Las acciones de hostigamineto de la población española sobre la retaguardia francesa en La Mancha hacen temer a Dupont que las comunicaciones con Madrid queden cortadas, decide por tanto no continuar su avance hacia Sevilla y se repliega a Sierra Morena. El 20 de junio entra en Jaén y la saquea. Desde Madrid, el general Savary, ordena a Dupont replegarse y concentarse con otars tropas en la capital debido a que las tropas francesas han fracasado en su intento de conquistar Valencia y se teme una contraofensiva española. Sin embargo, Dupont desobedece y permanece en Sierra Morena.

El 11 de julio Castaño reune a sus generales en Porcuna y celebra un consejo de guerra para decidir como atacar a Dupont. Se decide una maniobra envolvente, avanzar hacia el Guadalquivir y allí dividir las fuerza. El general Reding deberá pasar el río por Mengíbar para dirigirse a Bailén apoyado por el general Coupigny y cortar la retirada al ejército francés. Por su parte, Castaños, con el grueso del ejército, cruzará el río entre Andújar y Villanueva para atacar de frente a Dupont.

El 15 de julio se producen las primeras escaramuzas. Reding y Coupigny encontraron excesiva facilidad para cruzar el Guadalquivir por Mengibar ya el el general francés vedel cometió la imprudencia de retirarse. Dupont, que intantaba evitar el enfrentamiento con las tropas de Castaños intentó retirarse pero se vió rodeado inesperadamente entre los dos cuerpos de ejército españoles. El 19 de julio Dupont se vió obligado a rendirse. Vedel intentó acudior en su auxilio el día 22 pero los generales epañoles amenazaron con pasar a cuchillo a los prisioneros si persistía en su intento y no reconocía la rendición.

Tras el fracaso de los franceses en Valencia y la derrota de Bailén, José I tuvo que abandonar Madrid ante el temor a un avance español. La batalla de Bailén fue la primera derrota en campo abierto de un ejército de Napoléon, tuvo gran repercusión en Europa y animó a los ingleses a intervenir directamente en la guerra de la Peninsula obligando a los franceses a abandonar Portugal en agosto de 1808, con lo que se derrun¡mbaba todo el proyecto de Napoleón de aislar a los británicos en sus islas.



EL 3 DE MAYO DE 1808


Los Fusilamientos del monte de ¡l Príncipe Pío
o
El tres de mayo de 1808 en Madrid
pintado por Francisco de Goya en 1814, Museo del Prado


ORDEN DEL 2 DE MAYO FIRMADA POR EL GENERAL MURAT

Orden del día:
Soldados: mal aconsejado el populacho de Madrid, se ha levantado y a cometido asesinatos. Bien sé que los españoles que merecen el nombre de tales han lamentado tamaños desórdenes, y estoy muy distante de confundir con ellos a unos miserables que sólo respiran robos y delitos. Pero la sangre francesa vertida clama venganza. Por lo tanto mando lo siguiente:

Art. 1. Esta noche convocará el General Grouchy la comisión militar.
Art. 2. Serán arcabuceados todos cuantos durante la rebelión han sido presos con armas.
Art. 3. LA Junta de Gobierno va a mandar desarmar a los vecinos de Madrid. Todos los moradores de la corte, que pasado el tiempo prescrito para la ejecución de esta resolución, anden con armas, o las conserven en su casa sin licencia especial, serán arcabuceados.
Art. 4. Todo corrillo que pase de ocho personas, se reputará reunión de sediciosos y se disparará a fusilazos.
Art. 5. Toda villa o aldea donde sea asesinado un francés será incendiada.
Art. 6. Los amos responderán de sus criados, los empresarios de fábricas de sus oficiales, los padres de sus hijos y los prelados de conventos de sus religiosos.
Art. 7. Los autores de libelos impresos o manuscritos que provoquen a la sedición, los que los distribuyeren o vendieren, se reputarán agentes de la Inglaterra, y como tales serán pasados por las armas.
Dado en nuestro cuartel general de Madrid, a 2 de mayo de 1808.
Joaquín. Por mandato de S.A.I. y R., el Jefe de Estado Mayor General: Belliard.

Gaceta de Madrid, 6 de mayo de 1808



2 de MAYO de 1808 en MADRID


Murat para revista a sus tropas todos los domingos en un desfile público desde la calle de Alcalá hasta el Paseo del Prado. Los madrileños se sienten ofendidos y ya el domingo 1 de mayo manifestarán su disgusto silbando al gran duque de Berg y a su Estado Mayor al atravesar la Puerta del Sol, dirigiéndoles insultos, injurias y burlas. El descontento popular contra los franceses crece. El plan de Napoleón consistía en no dejar en España ningún miembro de la Famila Real para crear un vacío de poder y entregar la corona a un miembro de su propia familia. El presidente de la Junta de Gobierno, el infante don Antonio, recibió una carta de Carlos IV con la orden de que la reina de Etruria con sus hijos y el infante don Francisco de Paula, que tenía trece años, partieran hacia Bayona; el resto de miembros de la Junta trataron de resistirse pero Murat se impuso; la salida de los infantes debía verificarse la mañana del 2 de mayo de 1808. La noticia se conoce pronto en Madrid y los ciudadanos se agolpan desde primeras horas de la mañana en las inmediaciones del Palacio Real, impidiendo a los soldados franceses el traslado de los infantes de la familia real.
EL DOS DE MAYO POR UN TESTIGO PRESENCIAL
El día dos de mayo, llegando yo a las caballerizas de V. M. a las nueve de la mañana, cuando S. M. la reina de Etruria entraba ya por la calle del Tesoro, por más que quise correr, no pude llegar a verla y desconsolado de que se la llevasen, entré en Palacio por la Puerta del Príncipe, cuando me sorprendí al encontrar con el coche que había de llevar a S. A. El infante D. Francisco; y fue tal el acaloramiento que me dio que dije Car.. Traición... que se nos han llevado al rey, y se nos quieren llevar todas las personas reales; mueran, mueran los franceses; y nos fuimos gritando hacia el cuarto de S. A. El Sr. Infante D. Antonio repitiendo: que no salgan los infantes.
Este es el intermedio en que salió el Infante D. Francisco descolorido como un papel; subí con todos hasta su cuarto dándole vivas, y aclamaciones, repitiéndole que no saliese y S. A. Tuvo la bondad de salir a su balcón, y le repetimos vivas, y que no se fuese.
A estas novedades vino a Palacio un Edecán de Murat acompañado de un Velite; y al vernos, exalté mi voz cual trompeta del juicio: matarlos... matarlos; y que no entre en Palacio ningún francés, como en efecto no entraron, pero desenvainaron los sables, y un hijo del General Cupini Oficial de Rs. Guardias Walonas, se los hizo envainar, y les liberó la vida, y viniendo con 20 soldados de la Guardia de Murat para llevárselos, se verificó.
En este momento Ofarril salió a la puerta de Palacio llamada del Príncipe como tres pasos de ella, y dándome un pechugón, dijo márchense estos insurgentes a sus casas, pues no necesitamos de ellos, a que le contesté, que él, y otros pícaros nos perdían; y se le hizo retirar más que de paso.
Siguiendo un Francés de la guardia Marina por la calle Nueva hacia la plaza de Palacio, sospeché que llevaba parte a alguno de sus cuarteles, corrí tras él, seguido de muchos, pero al emparejar con la esquina del cuartel de Rs. Guardias Walonas en Palacio, salió el mismo oficial Cupini al encuentro, le quitó el sable y le metió en dicho cuartel.
Alcanzé a ver otro Francés que iba a su cuartel de S. Nicolás, corrí hacia él, y con el garrote que llevaba en la mano le dí tales golpes en la cabeza que cayó atontado, y hallándose junto a mí un voluntario del 1º de Aragón, le pasó de parte a parte con un sablecillo corto que llevaba, y quedó muerto en la rinconada del sillero de V. M. y Escuela que había en frente de S. Juan.
Este es el instante en que salió tropa Francesa del Cuartel de S. Nicolás haciendo fuego y animando a todos mis paisanos, los llevé a armarse al Parque de Artillería, que tan dichosamente V. M. me había enseñado, y tomando armas ayudamos a los inmortales Daoíz y Velarde, avisados muy de antemano por nosotros del riesgo, que corríamos; por lo que en un instante prepararon la artillería; y ví morir al ínclito Velarde. Y ésta es la sencilla exposición del día dos de mayo que V. M. desea saber. Madrid, 16 de septiembre de 1816.
Firmado: José Blas Molina Soriano
Enterado Murat de la turbamulta, envía al Palacio un batallón con 2 cañones ligeros de campaña, que sin intimidación previa realiza una descarga de fusilería sobre la muchedumbre que, histérica, huye de la plaza de armas, dispersándose por todo Madrid. Muchos madrileños se van congregando en la Puerta del Sol portando sables, trabucos, navajas o escopetas de caza, enfrentándose a los soldados francesas que encuentran.
Las autoridades españolas y la mayor parte del Ejército se mantienen al margen del motín temerosas de que la situación degenerara en un auténtico desorden social; además, el Ejército español sólo cuenta con 3.000 efectivos frente a los 35.000 con que cuenta Murat Sin embargo, algunas autoridades no aceptaron la situación y el secretario del Almirantazgo don Juan Pérez Villamil sugirió al alcalde de Móstoles que movilizara a la población, declarara la guerra a los franceses y acudiera en socorro de Madrid el mismo día 2 de mayo, ejemplo que siguieron otras autoridades locales y también hubo levantamientos contra los franceses en algunas capitales portuguesas como Oporto.

Ante la ausencia de soldados españoles y la carencia de armas, algunos grupos de espontáneos acuden al Parque de Artillería del Palacio de Monteleón a armarse. Su guarnición, de 70 soldados, comienza a repartir armas a los ciudadanos exaltados; que tienen tiempo de posicionar tres cañones antes de que acudan los franceses. Murat cursa órdenes a todos los acuartelamientos de reprimir la insurrección de forma tajante. Los franceses aparecen por las calles de Alcalá, Carrera de San Jerónimo, Toledo, Mayor, Ancha de San Bernardo, Fuencarral y Montera, convergiendo en la Puerta del Sol y otros puntos estratégicos de la villa, como el Paseo del Prado. La infantería francesa forma líneas en las calles, barriendo al gentío o ahuyentándolo con descargas cerradas de fusilería y cañonazos de metralla. Los jinetes mamelucos y polacos entran por las bocacalles y cargan contra los madrileños, dispersándolos. Finalmente, los franceses acuden al Palacio de Monteleón donde se han hecho fuertes los capitanes de artillería Daoiz, Velarde y el teniente Ruiz, que resisten hasta la muerte.


Imagen 1, La carga de los mamelucos o El Dos de Mayo en Madrid, pintado por Goya en 1814
Imágen 2, Defensa del Parque de Artillería de Monteleón, pintado por Sorolla en 1884